Hace tiempo que os debía esta entrada, exactamente desde el 9 de febrero.
Ese día nació mi niña. Mi princesita no quiso hacerme esperar más, y dos semanas antes de lo previsto, llegó a mi vida para ponerla patas arriba, llenarla de pañales, lloros, noches sin dormir y amor infinito e incondicional.
Ojalá todo quien lo deseara, pudiera vivirlo.
Ojalá nadie tuviera que convivir con la infertilidad.
Y hasta aquí llega mi aventura con este blog.
Gracias a todas las que habeis pasado por aquí.
Abrazos apretados.