De repente ha habido un subidón de trabajo, que no me da tiempo casi ni de respirar. No sé cuántos mails tengo pendientes!
Quiero contaros tantas cosas que no sé ni cómo ordenar mi mente. Así que va así, en plan batiburrillo.
Nuestra vida ha vuelto a la normalidad. La verdad, que no esperaba yo que me recuperaría tan pronto. Será posible que nos acostumbremos a esto? Pues parece ser que sí.
Ahora estamos poniendo todo nuestro empeño en preparar las vacaciones, que ya va quedando menos y en el tema de adopción. Tuvimos la semana pasada otra entrevista con la psicóloga y en el mes de julio, nos toca asistenta social y nuevamente psicóloga.
Mientras, nos vamos haciendo con lecturas varias sobre el tema. Y ya, casi casi, tenemos decidido el país de origen. Estamos muy emocionados de ir dando estos pequeños pasos. Aunque la decisión final vendrá en octubre, y esperamos que sea positiva.
Me gustaría ir contando esto más detallado, para que conozcais el proceso, y quede grabado para enseñárselo algún día a nuestro peque.
Hubo un momento en el que pensé en cerrar el blog (creo que me ha pasado tras cada negativo, no?). Pero he hecho un balance de todas las cosas positivas que me ha dado, y creo que os debo el seguir por aquí. Es cierto que últimamente ni os comento, aunque más o menos os he ido leyendo a todas. Pero espero que en cualquier momento, todo vuelva a la normalidad, y poder recuperar mis entradas, lecturas y comentarios.
Necesito contaros como va mi vida, como será la historia que nos una al niño de país muy lejano, y quién sabe, si contaros mi embarazo.
Por cierto, que ayer fuimos a la playa, hacía un tiempo de perros, pero tenemos nuestra propia tradición de bañarnos la noche de San Juan. No hubo baño, el agua estaba muy fría y muy revuelta. Metimos los pies, aguantamos unas cuantas olas, dimos un paseito al anochecer y volvimos con los bocadillos a casa, a terminar el día. Pero a lo que iba, que nos encontramos otro chupete!!
A que no apetece bañarse!
Y como os hablaba de todo lo mágico que me daba el blog (ya he avisado que sería entrada batiburrillo), el sábado tuve una nueva desvirtualización. Desde Mordor, llegó con toda su familia (nada pequeña), Irene y sus tortuguitas, y el señor tortugo. Fue la primera vez que marido desvirtualizó, que no sabía muy bien de qué iba la cosa, pero después del primer contacto un tanto tímido, todo fluyó perfectamente. Así que Irene, serás la envidiada de la blogosfera por ver el careto de marido! Ah, por cierto, que se me olvidó recordarte, que la que me conoce, se embaraza, así que mucho cuidado eh??
Y bueno, pasamos una tarde genial. Dimos un pequeño paseo por la bahía, no pude enseñarles mucho porque las niñas estaban un poco hasta el gorro de coche, y lo que les quedaba.
Las tortuguitas son guapas, no, lo siguiente. Y qué formalitas!! Hija, si es que te quejas de vicio.
Además, me prestó un libro que tenía en mi lista de pendientes, sobre el tema de la adopción. Así tenemos un motivo para volver a vernos. Además, esa montaña tan chula que ve desde su casa, lleva mi nombre! Así que creo que tengo una visita obligada por su tierra.
Y llegó la hora de despedirse, las niñas estaban agotadas y todavía tenían un buen trecho por delante. Pero esta, como tantas, sé que será un hasta luego. Nena, me ha encantado conocerte, eres un encanto. Y ya sabes, que cojo a Leire cuando quieras, jaja.
Seguiré informando.