ESTO CUESTA

He pasado un fin de semana regular. El insomnio ha vuelto a mi vida, y llevo varios días durmiendo fatal.
En estos momentos lo único que tolero, que me anima y que quiero es estar con mi chico. Aún corriendo el riesgo de aislarnos de todo y de todos, pero es como me siento a gusto. Y, veo que a él le ocurre lo mismo. Ha rechazado llamadas de teléfono, no le apetece quedar. Supongo que el hecho de que todas las mujeres de sus amigos estén embarazadas influye bastante.
Hay ratos que pienso que esta última consulta no ha sido tan mala, solo un par de meses con pastillas, un poco de tranquilidad y al ataque.
Pero el tiempo pasa, y veo que no llega. Y tengo miedo de que no llegue nunca. Y cada vez tengo más miedo.
Nisiquiera encuentro consuelo en mi familia. Bueno, en mi madre. Estar con ella a solas se ha convertido en una tortura para mi. Cuando siempre he podido contar con ella, siempre me he desahogado con ella. Pero siento que ahora no me entiende. Siempre pregunta, quiere saber todo, que le cuente detalles, pero yo no tengo ganas. Solo quiero que me mime, como lo ha hecho siempre y se olvide del tema por un tiempo. Insiste en hacerme una lista de las embarazadas y recién paridas del barrio. Para animar? Para que crea que se puede? No, ninguna de ellas ha tenido problemas.
Y se cree en el derecho de preguntar a mi chico, y por enésima vez le dije que no. Que no hace falta hablar de esto todo el rato, que mi chico no tiene que contarle nada, por más que sea de la familia y sé que así lo siente, pero esto es muy duro y muy personal. El problema está ahí, lo conocéis, punto. No hace falta preguntar como estamos porque ya lo véis. No hace falta que estés todo el rato con el tema, no es un tema para sacar en la hora de la comida. Cuando yo quiera contar algo, lo cuento, pero por Dios, no preguntes más!
Y me voy con la sensación de haberle dolido, de que va a seguir sin entender y encima, creerá que ya no confío en ella.
Llamada el sábado a muy temprana hora, he pasado una noche horrible y solo quiero dormir. Mi madre, que si voy a tomar un café. Que qué me pasa que estoy triste.
Claro que estoy triste.
Y mientras me arreglo, me pregunto, como pudo ver el negrito de Lisboa que estoy triste y mi madre no lo ve.
He decidido entregarle esta carta, que he tomado prestada del blog de TC, a ver si de esta consigo que me entienda un poco más, sobre todo, que no siga preguntando.
Estoy muy cansada, siento que no puedo más.