martes, 19 de julio de 2011

EL VIAJE (III)

El lunes después del desayuno, abandonamos el Algarve dirección Lisboa.
En el camino empecé a sentir una especia de melancolía, la sensación de que se está acabando. Incluso llegué a emocionarme cuando en la radio sonaba una canción de Antonio Orozco:

Por supuesto, intenté evitar que mi chico se diera cuenta, y entonces, sonó el teléfono.
Llamaban de la clínica, que tenían una factura pendiente. Por supuesto era un error, pero me hizo despertar de ese letargo que me había producido el Algarve.
Además, me di cuenta una vez más, que necesitaba un móvil con más aplicaciones, que hubiera podido enviar y recibir un par de mails y todo se hubiera aclarado.
Después de todo esto, llegamos a Lisboa.
Lisboa ya no tiene nada que ver con lo que hasta ahora conocía de Portugal. Arquitectónicamente, es una ciudad muy interesante, pero como no sé nada de arquitectura, no me voy a meter en líos. La ciudad me pareció sucia y sobre todo insegura. Había como un ambiente enrarecido y chicos que continuamente te ofrecían hachis y coca, así, por la calle, sin más. El personal tanto del hotel como de los restaurantes, ya no eran tan amables, no sonreían ni se hacían entender, te hablaban en inglés y punto. Y los precios no eran tan graciosos, claro.
Además, llegué con un dolor de cabeza ligero, que pensé se pasaría con un pequeño paseo y una bebida fresquita.
Sin mucha información de la ciudad, nos fuimos a dar un paseo y nos encontramos el elevador de Santa Justa, un ascensor construido creo en 1902 y que une el barrio bajo con el barrio alto. A mi no me gustan especialmente los ascensores, pero le quise dar ese capricho a mi chico. Así que después de 45!! minutos de cola, y tres euros por cabeza, subimos al ascensor. Al llegar a la parte de arriba, había opción de continuar hacia el barrio alto o acceder a un mirador, mediante unas escaleras metálicas.
Yo sufro de vértigo, pero, para hacerme la chulita y no dejar a mi chico solo, pues me animé y subí. El subir no fue tan horrible, pero la bajada, ay! la bajada. Unas escaleras de caracol metálicas, desde las que se veía todo, hasta el suelo que estaba a muchísimos metros de distancia. Y ahí ya no pude más, me bloqueé, me flojeaban las piernas y mi chico me tuvo que sacar de allí, no recuerdo muy bien como.
Así que se acabó, al hotel, siesta, espidifen y luego ya veríamos.
Finalmente me recuperé, y salimos a cenar. Para hacer un poco de tiempo, nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza. Mientras charlábamos de nada en concreto, se acercó un chico negro, senegalés nos dijo que era. Se acercó muy simpático, diciendo que los españoles somos los mejores. Yo pensando que se refería al fútbol, porque justo hacía un año que habíamos ganado el mundial. Pues no, era por que sí, porque había estado en España y le habían acogido muy bien, nos soltó una lista de todas las ciudades donde había estado y vosotros de donde sois? Ah, ahí también he estado.
Total, que nos ganó la confianza. Normalmente no solemos hacer caso a la gente que se acerca en la calle, para vender o pedir. Pero no sé, nos cayó en gracia. Y entonces le preguntó a mi chico, tienes hijos?
Toma! la pregunta del millón.
Mi chico le contestó que no, entonces él le cogió la mano y le puso una pulsera, le deseó suerte y salud, sopló en la pulsera y le dijo que no quería nada. Y se acercó a mí. Misma pregunta, misma respuesta.
Me dijo: no triste. Y me puso la pulsera y mismo ritual. Entonces le pregunté, cuántos hijos nos tocan?
Y me contestó: -tres, primero géminis y luego otro.
Mi chico se emocionó y le dio diez euros. El insistia que no quería nada, que eso era mucho, pero mi chico insistió y entonces él me regaló un collar.
Cuando se fue, le dije a mi chico que de qué esa generosidad. Me dijo que le había hecho tanta ilusión, que incluso le parecía poco, que después de todo lo que habíamos gastado, qué más da. Y nos estuvimos preguntando un rato por qué? (podeís ponerle acento portugués). Seguramente sea casualidad, o no, pero por qué preguntó por los hijos y no por otra cosa, por qué a nosotros si había más gente, por qué supo que estoy triste. El caso es que yo nunca llevo adornos, bisuterias, complementos y ahora voy con la pulserita, y todo el mundo me pregunta donde me la he comprado o qué significa.
Y nos fuimos a cenar. Como estábamos hasta el gorro del pescado, vimos un Hard Rock y se nos abrió el cielo. Qué rica carne, mmm! Yo no soy muy carnívora, pero me supo a gloria!
Por la noche, el hotel parecía un colegio. Se oían ruidos, risas, saltos, portazos. Horrible vamos. Si me pilla con veinte años me hubiera unido a la fiesta, pero solo quería descansar.
Al día siguiente, desayuno y marcha. Nos quedaban seiscientos y pico kms por delante todavía. Próximo destino, Segovia.

12 comentarios:

  1. Varias cosas. Mi impresión de Lisboa no fue tan mala, pero yo iba en una excursión en grupo y quizá eso ayudó a que mi recuerdo de Lisboa sea más bueno. Eso sí, es la única vez que alguien se me ha acercado a venderme droga, como cuentas tú, y me quedé a cuadros porque creo que no tengo pinta en absoluto de consumir, pero bueno, jeje.
    La historia de la pulsera y el senegalés me ha emocionado mucho. Me hubiera gustado que pusieras una foto de la pulsera. Espero de verdad que os de mucha suerte.
    Menudo viaje, aún falta Segovia, ja ja. Ahí quiero ir yo dentro de dos semanas, así que quiero detalles, jeje.

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  2. Pues yo creo en la suerte cuando me interesa, y si a mí me hubiera pasado lo de la pulsera, haría como tú, no me la quitaría!

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  3. Seguro que la pulsera te da suerte, yo pienso como tu chico.

    Ay, que ganas me están dando de conocer Portugal! Pese a lo del ambiente que cuentas, lo del ascensor me ha hecho mucha gracia (no tu mal rato, que conste!)

    Saludos!

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  4. Hermosa historia la del senegalés. No te quites la pulsera y tampoco le cuentes a la gente lo que significa, que sea vuestro amuleto particular.
    Tres, primero géminis y luego otro. ¿Eso significa que dos de golpe géminis? Parrulín es géminis, junio.
    Otra esperanza más, no? Un beso cielo!

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  5. Esa pulsera va a traeros suerte seguro, interesante encuentro en Lisboa.

    Besos.

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  6. A mi Lisboa me encantó la verdad pero claro todo depende de la experiencia.
    Lo del senegalés da muy buen rollo

    A ver qué te pareció Segovia

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  7. Mamá mimosa, Lisboa es muy bonito, pero cuando me duele la cabeza me pongo un poco insoportable. Qué pinta tienen los que se drogan? jeje. Porque estos ofrecian a jovenes, viejos, parejas, grupos...
    Si me acuerdo mañana pongo la foto de la pulsera, pero vamos, es una pulsera de cuero de las que venden en los puestos. Pero tiene tela la historia, jeje.
    Mañana termino ya, que soy una pesada!!
    Besotes.

    Nenica, yo también creo cuando me interesa. Desde luego que no nos quitamos la pulsera! Pero la esperanza anda un poco desaparecida.
    Besotes.

    Drew, que te encanta verme sufrir eh?? A ver, para el que lo disfrute, es bonito. Mi chico bajó encantado a pesar del numerito. Y la pulsera ahí está, bien prietita.
    Besotes.

    Parrullina, aayy, tarde!! se lo conté a mi madre! Pero a nadie más! Nosotros entendimos que géminis primero, osea gemelos, y que luego venía el tercero.
    Para géminis nos tendríamos que poner las pilas ya! Aunque claro, no nos ha dicho de que año...
    Esperanza me queda poca, ya hemos hecho de todo y seguimos igual. En fin.
    Besotes!!

    Carmen, recordaré siempre Lisboa por esta historia. Si encima nos da suerte.
    Un beso.

    Siempremamá, yo creo que no tenía el día para disfrutarlo. Sin duda, mi amigo el senegalés cambió la percepción, jeje.
    Un besote!

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  8. Que buen viaje te has pegado. A mi Lisboa si me gustó, tengo muy buenos recuerdos de aquel viaje. Tiene un puntito decadente que lo hace muy romántico (o a mi me lo parece).

    La historia de la pulsera es genial, estoy segura que os va a traer mucha suerte. Si te funciona, luego me la prestas? jeje

    Besos

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  9. TC, yo no tenía el día. Mi chico opina como tú, que tiene encanto.
    Claro que te la prestaré, pero no sabría hacerte el conjuro, jeje.
    Besotes.

    Y por fin mamá, pues ojalá sea así. Pero pondremos los pies en la tierra, jeje.
    Un besito.

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  10. Que linda historia la de las pulseras. Ojalá lleva esa suerte y vuestro próximos intento sea ese positivo y de dos!!! Que bonito Trax!! Ilusionate porque merece la pena.

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  11. Estuve la semana pasada por Lisboa y un chaval Senegalés se nos acercó. Después de un ratazo hablando, y tras decirle que
    él era muy buena gente...sí, lo era... me regaló una pulserá. Me la apretó 2 o 3 veces y soplaba y rezaba algo o murmuraba algo. A mi pareja tb le hizo lo mismo y mi pareja le fue a dar el suelto que teníamos por las pulseras y él nos comentó lo mismo. La suerte no se compra. Pero se lo dimos al final. Yo no me la quito...bueno ayer y hoy me la tuve que quitar pq me molestaba, pero la cosa es...que nos dio la buena suerte. La mía es de cuero negro con una piedra tallada o hueso tb negra con un sol sonriente.

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