LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA Y CERRANDO ETAPAS

Hace casi siete años que empezamos la búsqueda del bebé. El primer año del modo tradicional y después, como ya sabéis, con distintas técnicas de reproducción asistida e incluso con un proceso fallido de adopción.

Han sido seis años duros, en los que hemos llegado al límite, hemos llorado, hemos sufrido, nos hemos aislado y hemos despachado a mucha gente de nuestro lado.

Pero también, nos hemos conocido más como pareja, hemos conectado, hemos conocido la parte más dulce de nuestros interiores y hemos creado unas bases muy sólidas para enfrentarnos a lo que pudiera venir.

Además, hemos aprendido mucho, no solo de biología, que también. Nos hemos hecho más tolerantes, hemos eliminado prejuicios, hemos comprendido actitudes de algunos y el por qué de muchas cosas, hemos descubierto con quién podemos contar realmente, hemos conocido a gente maravillosa, hemos creado piña con muchas otras luchadoras y hemos creado una pequeña familia con gente que la que tenemos mucho más cosas en común que la infertilidad.

El pasado 9 de junio, hacía cinco años de nuestra primera beta negativa. Después, como digo, de un año buscando de la manera tradicional, de un diagnóstico de infertilidad demoledor (y erroneo, cosa que descubrimos poco después), de una hiperestimulación, y un trato denigrante en una de las, supuestamente, mejores clínicas de la zona.

No voy a seguir resumiendo el resto de clínicas y tratamientos, porque lo he ido contando según lo iba viviendo.

Casualmente, el 9 de junio de 2015, viajábamos a París, a una reunión para padres adoptantes en Rusia, volvimos con mucha ilusión, y la perdimos al poco tiempo junto con la oportunidad de adoptar a nuestro pequeño de país muy lejano.

Así que he pasado un duelo genético, he pasado un duelo por el hijo nunca llegado. Y he tenido tiempo, durante estos meses de recuperarme, cuidarme, aceptarme, perdonarme, y reconciliarme con mi cuerpo, con mi útero, con mi entorno, con mi familia y con la vida en general.

Y es entonces, cuando ya estábamos curados, cuando decidimos darnos esa última oportunidad. Esa que nos debíamos, la que nos iba a dejar la sensación, ahora sí, de que lo habíamos intentado todo. No quedarnos con un "y sí..." pendiente.

Y nos enfrentamos a este nuevo tratamiento con mucha paz y tranquilidad, sabiendo que fuera cual fuera el resultado, nuestra vida iba a poder seguir, esto ya no era el centro del todo, era otro proyecto más. Por supuesto, nos enfrentamos con esperanza e ilusión. Eso nunca lo habíamos perdido.

Y quiso el destino, que el pasado 9 de junio fuera el día de nuestra beta. No podía ser de otra manera, ahí empezó y terminaría todo. Era la única manera de, fuera cual fuera el resultado, cerrar el círculo y empezar un nuevo camino, una nueva etapa.

Y quiso la vida, darnos un positivo. Después de siete años, vimos una cifra positiva, vimos las dos rayitas en los tan odiados test de embarazo. Por fin, lo hemos conseguido!
Ahora estamos de seis semanas y pico, y ya hemos visto su corazoncito latiendo. Y somos muy muy felices. Todo ha pasado a un segundo plano.

Pero he estado muchas veces al otro lado, sé lo que duele aunque deseas alegrarte, sé lo que signifca que otras lo consigan y tú no, así que hasta aquí. No voy a contar nada más, no voy a presumir de barriguita, a quejarme de nauseas o a contar mes a mes cada ecografía. Esto ya quedará para mi, para marido.

No voy a decir un sí se puede, no voy a pediros que sigáis luchando.
Cada persona tiene sus límites, y esto, es duro, muy duro.

Solo quería dejaros mi testimonio, para, si fuera posible, daros un poco de esperanza a quienes la hayáis perdido.
Tengo cuarenta años, nunca es tarde para recibir óvulos de esas personas tan mágicas que hay por el mundo.

Dejaré el blog abierto, seguiré activa en face, pero hasta aquí ha llegado mi etapa en el blog.

Solo agradecer a todas y cada una de las personas que habéis pasado por aquí, las que solo leeis, las que comentáis, las que habéis traspasado más allá, las que siempre habéis estado allí, las que habéis respetado mis silencios, me habéis apoyado en mis bajones y habéis seguido ahí hasta verme de nuevo sonreir.

Seguiré informando?...