lunes, 21 de marzo de 2011

PARA PODER RECIBIR, HAY QUE SABER DAR.

Este fin de semana ha sido un poco delicado para mi. Primero, la sensación extraña con la que me levanté el sábado, día del padre. Notaba que me faltaba algo.
Después la mañana no fue mejorando.
Somos tres hermanos, yo soy la pequeña. El mayor, se acaba de enamorar. Es un cielo, me cuida como la hermana pequeña que soy, aunque entre los tres apenas nos llevamos cuatro años. Sí, mi madre no perdió el tiempo. Hubo un punto de inflexión en nuestras vidas. El trabajaba en Barcelona, yo sufrí un duro golpe. La distancia en este caso nos unió, y hasta hoy.
Luego está el mediano. Siempre me he llevado bien con él, aunque es diferente a nosotros dos. Es más alegre, más sociable, más bromista, aunque también más despegado. No es tan familiar. Este está casado y es el padre de mi única sobrina.
En fin, el caso es que últimamente están teniendo comportamientos extraños. No debería echar la culpa a mi cuñada, porque tampoco sé a ciencia cierta lo que ocurre en esa casa. Pero desde luego, el fallo mayor es suyo, porque él debería defender a sus padres y hermanos ante todo.
Lleva un tiempo que nos está haciendo algunos feos y bueno, la gota que colmó el vaso, fue este sábado. Ninguno de los dos trabajaba, ni la niña tenía cole, claro, es sábado. Pues decidieron que no iban a venir a comer con nosotros y todavía no sé por qué. El caso es que mi padre, sigue esperando a que su hijo le felicite.
Esto está todo resumido y cuando lo hablo o lo escribo me hace pensar que soy una egoista, que no será para tanto y que me monto unas pataletas horribles. Pero es un suma y sigue. Y esta vez han tocado a mi padre, que esto sí que no lo voy a tolerar. Mi padre para mi es lo más grande de este mundo y no voy a permitir que nadie le haga daño.
Total que mi chico y yo nos habíamos preparado una velada romántica-sensual, cenita, vino, para relajarnos y disfrutarnos, que nuestra vida es un continuo estrés de emociones. La cena estaba deliciosa, pero nos dieron las tantas hablando ,porque yo no estaba de ánimo. Finalmente, me quedé dormida en el sofá.
El domingo no mejoró mucho el tema y hoy me he levantado melancólica, triste, llorosa.
Creo que necesito gritar, llorar, patalear. Llevo demasiada carga encima.
Y tengo miedo. En breve retomamos el tratamiento, la transferencia de nuestros pingüinitos, y estoy nerviosa, deseando que llegue pero temiendo malos resultados.
El fin de semana nos vamos. Necesitamos desconectar.

4 comentarios:

  1. Estoy como tu, con ganas de hacer las maletas y llevarme a mi marido bien lejos, para tener tiempo para nosotros y reírnos de las cosas que últimamente nos han agobiado. Espero que podáis desconectar. Respecto a tu hermano, igual sería bueno hablar con él. No sé que relación tienes con él, pero igual una conversación de hermanos os puede venir bien.

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  2. Solo serán dos días, pero los disfrutaremos seguro. Ya lo contaré, jeje.
    En cuanto a mi hermano, la relación yo creía que era buena. Tenemos una conversación pendiente pero ahora estoy demasiado enfadada.
    Gracias por seguir ahí.

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  3. Hola Trax
    Ayer me lei tu blog,y no se porque no me salio esta ultima pagina...asi que te deje un comentario por ahi en algun lado je,je...Tengo que decirte que tenemos muchas cosas en comun,no solo nuestro duro camino.
    Te deseo lo mejor,y ojala tengas mucha suerte con tus pinguinitos como dices tu.
    Seguire tus pasitos.
    Un besito.
    Carmen.

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  4. Hola Carmen,
    ya leí el otro comentario también!
    A mi también me pareció que "conectabamos" en muchos aspectos, pero envidio ese optimismo!
    Gracias por pasarte por aquí. Nos vamos contando.
    Besitos.

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