La crónica que todas vosotras estabáis esperando. Sí, lo sé, he tardado mucho. Pero es que aquí la pava, se dejó el cargador del móvil en el hotel, así que llevo dos días sin móvil, y no podía recuperar las fotos.
Mientras me llega, le he pedido prestado un ratito al sheriff su cargador, y espero que no se entere que era para bloggear, jeje.
Bueno, al tema!
Volando voy, volando vengo, me presenté en la gran ciudad el pasado sábado. Después de un vuelo muy festivalero (volaban José Coronado y Cayetana Guillén Cuervo, que regresaban del festival de San Sebastián), llegué a la terrible T4.
Tras horas deambulando por la dichosa T4 (sí, me perdí, qué pasa?), y otra hora larga de metro en metro, por fin, llegué al hotel. La verdad que me alegré nada más entrar, porque hice una buena elección (bueno, la hizo Mukali), y en un sitio estratégico.
Primera cita, cinco de la tarde en la Plaza Santa Ana. Me deshago de mi ropa de otoño, y me calzo las sandalias y la manguita corta. Adoro esta oportunidad que me ha dado la vida de pasar una tarde de calor!!
Y allí me encuentro, con mi querídisma
Mamá de Parrullín y sus dos peques, de los que estoy enamoradísima. No sé cómo, ni por qué, llega un momento en que tengo a los dos niños encima mío, y sí, Parrullín pesa, y sí, Xoubiña no se está quieta, pero me siento tan feliz!! Adoro a estos niños, adoro a esta mujer y le doy mil gracias al blog por esta magia!
Como siempre, el tiempo pasa volando, y llega la hora de despedirse. Volveremos a vernos, seguro.
Empiezan a llegar guasaps, mensajes y llamadas. Se acerca la hora!
Seis y media, aproximadamente, vestíbulo del hotel. Veo entrar delante mio un bellezón, yo creo, yo creo... le adelanto, esta chica me suena, me giro, la miro y sí, es ella,
Mukali, es guapísima! Nos damos un abrazo de esos fuertes, como si nos conociéramos de toda la vida! Me encanta tenerla tan cerquita. Y encima la tía, viene con regalitos! Estoy deseando que llegue el finde para tomarme unas tostaditas con ese aceitito que tiene que estar delicioso.
Vamos, vamos, que se nos hace tarde!
Tranquila, vamos con tiempo, todas han tenido problemas con sus transportes y llegan tarde. Excepto mi terapeuta preferida, que se ve que tenía tantísimas ganas, que ya hacía un rato que andaba por allí.
Vamos las dos casca que te casca, y nos despistamos, y cuando nos damos cuenta, vamos en dirección contraria!! Ahora somos nosotras las que llegamos tarde. Aceleramos el paso y vamos al lugar de encuentro. Típico, pero dónde si no?

Ahora viene lo divertido, porque no tenemos fotos de ninguna más. Quienes serán? dónde estarán?. Evidentemente, aquí a pleno sol no, buscamos por la sombra, pero nadie lleva en la frente escrita la palabra blogger, y mira que les dije que fueran haciendo el pino, en fin.
Decido llamar a Vaya, por fin se cruzan nuestras miradas y nos damos un abrazo fuertísimo! es una encanto de niña, muy dulce y sonriente!
Y nos vamos a la sombra. Llamamos al resto, y estában justo ahí al lado, y nosotras sin saberlo! Y ya estamos todas:
Alter y el churri (el único consorte valiente que se apuntó, todo hay que decirlo), la
Terapeuta Temprana, Abril,
Vaya (después vendría Telita),
Mukali y yo.
No damos a basto, hay tantas cosas que contarnos, tantos abrazos que darnos. Son todas encantadoras, el primer encuentro ha ido fenomenal (iba con un poquito de nervios de quizá no conectar con alguna), y vamos a buscar un lugar para tomar algo.
Vuelta a la Plaza Santa Ana. No encontramos sitio en ninguna terraza, y decidimos entrar dentro de un bar. La idea era buena, pero el resultado regular, porque había tantísimo ruido, que no nos escuchábamos todas, y teníamos que gritar mucho.
Muy prontito vinieron las primeras despedidas, Abril y la Terapeuta, tenían que cumplir con sus obligaciones. Qué pena tan grande me dio! ojalá el tiempo no hubiera pasado tan rápido! La próxima, sin prisas eh? jeje.
Decidimos levantarnos y buscar un sitio para cenar. Entonces se unió a nosotras Telita. Después de caminar y caminar, (madre, qué grande es esta ciudad), lo encontramos, mejor dicho, el camarero nos encontró y caimos entre sus garras. Creo que se llevaba comisión por vender el entrecot y los chipirones, a juzgar por su insistencia... Pero no surtió efecto, y tomamos un menú variadito, hipercalórico, riquísimo, y estupendo de precio! Entre risas, más risas, cachondeos varios, anécdotas y un camarero cotilla y fotógrafo de espíritus.
Una vez más, el tiempo pasó volando, el cansancio se estaba haciendo presente, y empezaba a refrescar. Así que empezamos la retirada.
Estas chicas tan majas, me acompañaron hasta la mismísima puerta del hotel. Hice una despedida rapidísíma, porque empezaba a emocionarme y el churri ya lo denominó momento ñoño. Así que corté y me largué. Cual concursante de lluvia de estrellas, mientras todos me miraban, desaparecía tras la puerta de cristal.
Yo pensaba que este sería el peor rato. Pero no! No me gusta dormir sola, me cuesta mucho dormir fuera de casa, y las conversaciones sobre espíritus, voces y psicópatas varios, empezaban a hacer mella. No ayudó mucho, que a esas horas de la madrugada (creo que no trasnochaba tanto desde noche vieja), todas las cadenas emitían pelis de miedo o de asco, que viene siendo lo mismo.
Encontré un programa cutrísimo en un canal, me metí, me tapé hasta las orejas (sí, ya sé que esto no te proteje de puñaladas, pero yo me siento segura), y me pasé la noche sudando como un pollo. Me vendría genial para eliminar los excesos de la cena!
Llegó la mañana, estaba agotada, me dolían un montón las piernas y estaba afónica. Pero estaba tan feliz!! Sabía que esta energía positiva que recibí, me haría empezar la semana con alegría y enfrentarme a la asistenta social (en próximas entradas).
Me hice con unos regalitos para marido y vuelta para casa. Me pasé toda la tarde entre durmiendo y vagueando, pero no podía parar de sonreir.
Este encuentro no estaba patrocinado, no había marcas regalándonos cosas, ni obligación ninguna de entradas sobre las mismas, no hubo talleres, ni conferencias. Pero no nos hizo falta. Creo que nada, lo hubiera podido superar.
Nenas, muchísimas gracias a todas por el buen día que me hicisteis pasar. Sois encantadoras. Espero volver a veros muy pronto!!
Otra versión del encuentro
aquí, en versión gatuna, contada por mi yerno.
Seguiré informando.